El Evangelio de hoy es un verdadero regalo. Quien nos pensó y posteriormente nos creó, nos conoce bien ... sabe como "comprar" nuestra atención, nos ofrece descanso, algo que nuestra alma necesita y que nuestra mente ansía. Jesús quien es enviado a nosotros, por pura misericordia ... es el instrumento perfecto para el plan de Dios, con cada uno de nosotros.
En el pasaje narrado por Marcos, encontramos a un Jesús que conoce bien de nuestras necesidades y que se ofrece como bálsamo para sanar esas carencias que nosotros tenemos, por nuestras condición de esclavos al pecado.
Jesús se dirige a sus discípulos para llevarlos a un lugar tranquilo, donde puedan descansar y ser sanados ... aquí podemos vernos nosotros reflejado, hoy Jesús extiende esta invitación a aquellos que participamos de los Santos Misterios, los discípulos de este milenio. Al igual que hicieron los discípulos, nosotros tenemos que aceptar esta invitación ... Jesús no falla.
Sigue el pasaje y al llegar al sitio, Jesús puede observar como una multitud les ha adelantado la llegada al lugar, aquí tenemos un ejemplo de lo que es el mundo actual, una muchedumbre que ansía a alguien que les instruya ... pero que se resisten a ser humildes y se dejan arrastras por la corriente del egoísmo.
Jesús observa la escena y de su corazón solo puede brotar la lástima y la misericordia. Aquí vemos como Jesús se compadece de este pueblo que camina solo, "porque eran como ovejas sin pastor" (Mc 6, 34) ... algo que sigue vigente en nuestro tiempo, Jesús sigue atendiendo y amparando con su misericordia a los que se nos ha revelado la Verdad, pero también y de forma más especial, a aquellos que cegados por el mal, se creen en posesión de su vida ...
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