viernes, 9 de octubre de 2015

REFLEXIONANDO SOBRE EL SÍNODO DE LA FAMILIA ...

La teología de la unión en la Iglesia en tan antigua como el mismo instante de la Creación ... el mismo Dios Creador, sintió la necesidad de estar unido a su obra, por ello después de cada estado de la misma, tomaba su tiempo para la contemplación ... y observar que lo realizado era bueno. 

La Iglesia en su vocación apostólica, tiene la necesidad de abrir sus puertas al mundo ... es más, tiene la misión de salir a su encuentro. La Iglesia debe salir a los caminos a encontrarse con aquellos que han sido desahuciados por la sociedad, al ejemplo del mismo Jesús, que salía a encontrar a los últimos, a los que nadie tenía en aprecio. Con este ejemplo de Cristo, tiene que actuar la Iglesia ... la cual es receptora y guardiana de las enseñanzas de aquel que vivió entre nosotros, que habitó en carne humana para traernos el Reino del Padre y mostrarnos el camino a seguir.

Vivimos en tiempos extraños. Tiempos en los que la desunión en la Iglesia de Pedro es más que patente y las distintas facciones, con sus respectivos tintes ideológicos, juegan sus cartas sin la mínima misericordia. Vivimos un tiempo propicio para que el mal siembre su semilla y espere, con paciencia, el tiempo de la siega ... 

Estos tiempos me preocupan y no soy al único. La Iglesia muestra su preocupación, realizando sus movimientos ... atendiendo a esos que viven en precariedad moral, ética, social y (por supuesto) espiritual. La pregunta es ... ¿Toda la Iglesia, todos los miembros que la forman ... "reman en la misma dirección? ... Muy a mi pesar, mi alma contesta a esta pregunta con una negativa rotunda ... 

Estamos inmerso en un Sínodo de la Familia, que va a resultar crucial para afrontar los desafíos que la sociedad actual le presenta a la Iglesia ... porque no es la Iglesia quién presenta desafíos al mundo, es el mundo, es decir, los hombres y mujeres que forman parte de la Creación, los que con su actitud y forma de vida ... le presentan un escenario cruento a la Iglesia. Que el Señor nos acoja en su eterna e infinita Misericordia.

Después de este planteamiento, haré un ejercicio de arrogancia ... pero me pondré en la piel de un laico participante en el Sínodo, siendo estas mis palabras a los Padres Sinodales:

La sabiduría de la Iglesia, recapitulada a través de los siglos por aquellos que han sido elegidos para ser anunciadores de la misma ... no es variable, pues la Palabra de Dios es eterna y estable, no titubea ,,, no se contradice ni desdice. La doctrina, basada en esta Sabiduría tiene la misma naturaleza ... no puede ser moldeada a tenor de las circunstancias sociales ... no podemos añadir ni poner una coma a la misma, si estas modificaciones viene promovidas por intereses humanos, porque lo humano no viene de Dios, lo humano está "manchado" por la vileza del pecado. La Iglesia, formada por muchos y regida por un Dios Trinitario ,,, tiene el deber de guardar y custodiar esta doctrina en su forma original. Los nuevos tiempos no pueden socavar los cimientos de la Fe. La Iglesia tiene el mandato evangélico de ser faro y guía, en estos vendavales sociales que el mundo sufre ...

No podemos rendir a Cristo, frente a las corrientes laicistas y anticlericales que hoy en día, son la punta de lanza de aquellos que por desconocimiento u oposición directa, ven en nosotros, en la Iglesia, al enemigo a combatir. Su arma es el odio, la nuestra el Amor. Y el Amor, que se humaniza en la divina persona de Cristo ... fue, es y seguirá siendo en el futuro un escándalo para el mundo ... ¡¡ Bendito escándalo !! pues lo que escandaliza, mueve la consciencia y por ende el espíritu. Nosotros, los que nos hacemos llamar cristianos y que en nuestros corazones llevamos la Pasión de Jesús ... tenemos que ser valedores, con nuestros ejemplo de vida de esa Doctrina que se nos ha dado en herencia, para que ya en este mundo, podamos degustar una vida plena y eterna. Nuestra vida, debe ser nuestra mejor labor pastoral ... una vida cimentada en la Familia y sustentada por el Amor del Padre, que no atienda a más requerimientos que los de ser Apóstoles en esta realidad social que nos ha tocado vivir. Somos llamado a ser "Cristos" en nuestros tiempo.

La Misericordia consiste en aceptar las conductas del prójimo sin reparos, aunque la corrección fraterna (Juan 8, 10-11) es deber para nosotros. Actuar con Amor, no es dejar que nuestros hermanos se regocijen en el pecado o en las conductas inmorales ... actuar con Amor, es acompañar al pecador y anunciar donde está su salvación ... mostrarle el camino a seguir, mostrarle el camino hasta Cristo.

La Paz del Señor, esté con vosotros ... 

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